Volvió a rugir fuerte el León, en la tarde de Quilmes. Tras una semana de titubeos, con derrota ante All Boys y eliminación en la Copa Sudamericana, Estudiantes se reencontró con el triunfo. Y lo hizo con altura. Prácticamente borró de la cancha a un Boca que no encontró respuestas para tanta superioridad.
El equipo de Sabella se puso en ventaja cuando se jugaba sólo un minuto. Tras una buena jugada colectiva, Marcos Rojo apareció por la izquierda y desde el vértice del área sacó un potente zurdazo, que se metió en el ángulo derecho del arco de Lucchetti. Luego supo manejar el partido a su conveniencia. Se hizo dueño del mediocampo, con una soberbia actuación del Chapu Braña y la inteligencia de Verón. Y le cerró todos los caminos a un adversario que se mostró estéril.
Boca nunca pudo descifrar el enigma que le planteó Estudiantes. Fue un equipo cortado el de Borghi, que recurrió reiteradamente a los pelotazos para sus delanteros, pero esos envíos largos siempre murieron en la sólida defensa del local.
El Pincha se recuperó y se consolida en la pelea por el campeonato. Y llega afilado al clásico del miércoles ante el Lobo.